Reacciones al boicot a La Vuelta: ¿Debe el sector del ciclismo mantenerse neutral?
Las protestas propalestinas provocaron la cancelación de la última etapa y una fuerte polémica: partidarios de los Derechos Humanos piden excluir al equipo Israel-Premier Tech; la UCI lo mantiene.
Durante la última etapa de La Vuelta a España 2025 en Madrid, protestas propalestinas en contra de la participación del equipo Israel-Premier Tech obligaron a suspender la jornada apenas a unos kilómetros del final. Las manifestaciones contra lo que la ONU ha calificado como actos de genocidio por parte del Estado de Israel incluyeron bloqueos en carreteras y la invasión de parte del recorrido, lo que puso en riesgo la seguridad de ciclistas, espectadores y del propio equipo organizador.
El equipo israelí, a pesar de las críticas y de las peticiones de boicot, fue autorizado a competir por la Unión Ciclista Internacional (UCI), que ha mantenido su postura de neutralidad en cuanto a exclusiones políticas, subrayando que sólo ella tiene facultad para descalificar equipos y recordando que las reglas deportivas no permiten vetos arbitrarios por presiones políticas.
Las reacciones entre líderes de opinión del deporte y del mundo empresarial han sido diversas y contundentes. Algunos actores apoyan los manifestantes, apelando a los valores universales de los derechos humanos para exigir coherencia ética, otros piden prudencia: advierten sobre la peligrosidad de mezclar deporte competitivo con confrontaciones políticas que pueden generar riesgos físicos, divisiones entre seguidores y daños reputacionales. El Gobierno de España, por ejemplo, ha pedido que Israel sea excluido de competiciones deportivas mientras continúen las acciones militares, y por su parte la oposición se ha mostrado crítica con el papel y las declaraciones del Gobierno; la UCI ha criticado que se instrumentalice La Vuelta con fines políticos.
El dilema se plantea así: ¿hasta qué punto las organizaciones deportivas, los patrocinadores y los propios eventos pueden o deben permanecer neutrales ante hechos que muchos actores califican como violaciones graves de derechos humanos? ¿Debe el mundo del deporte ceder frente a exigencias éticas, políticas o sociales de justicia o mantener la neutralidad para preservar su universalidad, su capacidad integradora y su foco exclusivo en lo deportivo?
En medio de un debate cargado de sensibilidades, perspectivas y contradicciones, lo cierto es que el ciclismo confirma, una vez más, su condición de escaparate global en el que se reflejan no solo los valores del deporte, sino también las tensiones de nuestro tiempo.
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