Lluís Bosch: “El cliente espera un 30% de descuento en toda e-bike”
Labosch presentará en diciembre su nueva marca urbana, Toot, diseñada para un público más joven y con precios de entrada más accesibles.
Lluís Bosch, CEO de Labosch, analiza el momento que vive el mercado de la bicicleta eléctrica tras varios años marcados por el sobrestock, las ofertas continuas y la dificultad de programar. La compañía, con sede en Granollers y presencia en Barcelona, Madrid, Mallorca y Platja d’Aro, ha visto cómo el cliente se ha profesionalizado y cómo la movilidad urbana gana peso en las grandes ciudades.
En una entrevista con BikeBusiness, Bosch explica cómo está evolucionando la demanda, qué espera el consumidor hoy y por qué el sector sigue instalado en la incertidumbre. Además, avanza uno de los movimientos clave de la empresa: el lanzamiento de Toot, la nueva marca urbana de Labosch que verá la luz en diciembre.
Retos y desafíos de cara a 2026. ¿En qué punto está el sector tras años de sobrestock y programaciones inestables?
Venimos de tres o cuatro años muy anómalos. Desde 2013-2014 siempre habíamos trabajado con programaciones claras, pero pensábamos que sería solo un año de sobrestock y esto se ha alargado demasiado. Hemos vivido una etapa continua de ofertas, exceso de producto y poca capacidad real de planificar.
Ahora sí vemos que muchas promociones se han agotado y que algunos fabricantes han reducido sus programaciones, incluso algunos han desaparecido, pero todavía notamos que muchas marcas no muestran su stock real porque quieren que volvamos a programar como antes de la pandemia. Esto genera una sensación de incertidumbre total. Hay señales de normalización, pero no lo tengo nada claro.
“Va a costar que el mercado vuelva a precios normales”
El mercado de la e-bike se ha estabilizado tras el boom de la pandemia. ¿Cómo está evolucionando la demanda ahora?
La demanda sigue existiendo y seguimos vendiendo bien, pero el cliente se ha acostumbrado al descuento permanente. Hoy todo el mundo entra pensando que la bicicleta tiene un 30% menos del PVP, y eso cambia completamente la percepción del precio. Antes alguien pagaba 4.000 euros por una doble suspensión sin problema; ahora, con ese presupuesto, busca un modelo que antes valía 5.000. Y si quiere una bici de 4.000, espera llevársela por 3.000. La demanda es estable, pero está totalmente condicionada por este nuevo punto de referencia. Va a costar que el mercado vuelva a precios normales.
¿Qué tipo de cliente llega actualmente a Labosch?
El cliente se ha profesionalizado. Hace cinco o seis años, entre el 80% y el 90% era nuevo, pero hoy el mercado está mucho más maduro, sobre todo en Cataluña. En Madrid va un poco más lento, pero sigue la misma evolución: las preguntas que recibíamos en Barcelona hace cinco años ahora nos las hacen allí. Diría que el porcentaje de cliente “nuevo” ha bajado al 40% o al 50%. La otra mitad viene a buscar su segunda o tercera e-bike. Ya saben lo que quieren, conocen motores, gamas, baterías y buscan subir de categoría.
“Existe un miedo real a dejar una bicicleta cara en la calle”
En las grandes ciudades la movilidad urbana está creciendo. ¿Qué peso tiene para vosotros?
En unidades representa aproximadamente un 30%, pero en facturación apenas llega al 10%. El ticket es más bajo porque es un uso de desplazamiento, no de ocio, y además existe un miedo real a dejar una bicicleta cara en la calle. Faltan aparcamientos y estacionamientos seguros, y eso frena la inversión en modelos de gama alta. Aun así, el crecimiento es evidente: familias jóvenes, personas de 30 a 40 años y usuarios que sustituyen el coche en trayectos cortos están entrando muy fuerte.
¿El futuro pasa por la movilidad urbana o por el segmento deportivo y de ocio?
La urbana es el segmento que más crece en Barcelona y Madrid, pero no es todavía el motor principal. Los tickets de ocio y montaña son más altos y siguen representando la mayor parte de la facturación. La movilidad tiene muchísimo recorrido, pero hoy el peso económico aún está en el ámbito deportivo.
“Barcelona ha avanzado mucho en carriles bici, pero sigue faltando aparcamiento seguro”
¿Qué papel juegan las administraciones públicas? ¿Faltan ayudas o infraestructuras?
Barcelona ha avanzado mucho en carriles bici, pero sigue faltando aparcamiento seguro, que es la gran asignatura pendiente. En Europa esto está mucho más trabajado y aquí el miedo al robo condiciona muchísimo la compra. Madrid tiene programas de ayudas, pero su red de carriles bici está muy por detrás. Falta una estrategia más completa que combine infraestructura, ayudas estables y soluciones de estacionamiento.
Tenéis seis tiendas físicas, más la online. ¿Cómo está organizada hoy la red de Labosch?
La primera tienda fue la de Granollers, en 2012-2013. El año pasado cerramos la del centro de la ciudad y nos trasladamos a las afueras, cerca de La Roca del Vallès, donde hemos montado el headquarters con oficinas, almacén y una tienda de 400 metros cuadrados. Además, tenemos presencia en Barcelona (con taller separado), Platja d’Aro, Mallorca y Madrid. Por su parte, la tienda online ya funciona como una tienda top a nivel de facturación. En total somos entre 27 y 28 personas. Sin embargo, quiero recordar que nuestras tiendas tienen entre 120 y 150 metros cuadrados. No somos macroboutiques, somos especialistas en bicicletas eléctricas.
“Estamos centrados en reforzar el e-commerce y lanzar Toot”
¿Cómo ha impactado el traslado a la nueva sede en vuestro día a día?
Ha sido un cambio total y necesario. En la tienda del centro no podíamos recibir grandes pedidos ni gestionarlos porque, literalmente, no cabíamos. Ahora podemos recibir 30 o 50 bicis de golpe, almacenarlas, montarlas y trabajar mucho más rápido. Esto nos permite comprar mejor, tener más stock y ofrecer más variedad y precios más competitivos al cliente. La mejora en logística y suministro ha sido muy grande.
¿Planeáis nuevas aperturas en 2026?
No. Estamos centrados en dos líneas: reforzar el e-commerce, que ya factura como una de nuestras tiendas top, y lanzar una marca propia de bicicletas urbanas, Toot. La presentamos en diciembre con dos modelos iniciales y otros dos previstos en los próximos meses. Es una marca diseñada para un público más joven, de 30 a 40 años, con diseños más atrevidos, colores vivos y precios más accesibles. Es un producto diseñado en Barcelona y pensado para cubrir un hueco que nuestro cliente actual no cubre. Los precios son de hasta 3.000 euros.
“Ahora todo se negocia operación a operación”
Trabajáis con marcas líderes. ¿Cómo describís hoy la relación entre las tiendas y los fabricantes?
Mucho más flexible. Antes programabas con meses de antelación y todo estaba claro. Ahora todo se negocia operación a operación porque todo el mundo quiere ser conservador. Hay que negociar cada compra, por lo que los comerciales tienen que trabajar mucho más.
¿Qué peso tiene el online en vuestro negocio?
El e-commerce ya factura como una de nuestras tiendas principales. Sin taller, compite en ventas con Barcelona, Madrid o Granollers.
¿Qué objetivo os marcáis en cuanto a facturación para 2025?
El año pasado estuvimos cerca de los 4 millones de euros y en este ejercicio queremos acercarnos a los 5. Pero el objetivo siempre ha sido mantener el margen de rentabilidad y esto se ha conseguido, optimizando costes y sin entrar en ciertas guerras de precios. No somos una cadena de grandes superficies: nuestras tiendas son pequeñas joyerías de bicicletas eléctricas y nuestro modelo se basa en la especialización y la sostenibilidad del negocio.









