Durante años, el mountain bike ha sido el gran sostén del mercado ciclista. En volumen, en imagen y en facturación. Sin embargo, el contexto actual invita a replantear ese papel con serenidad, datos y mirada estratégica.
La encuesta publicada esta semana por BikeBusiness.es arroja un resultado claro: el MTB sigue siendo relevante, pero ha dejado de ser incuestionable.
Resultados de la encuesta: mayoría crítica, minoría convencida
Los datos recogidos muestran una fragmentación significativa de la opinión profesional:
Sí, mantiene su relevancia: 21%
Sí, pero necesita una renovación: 25%
No, pero volverá a serlo: 21%
No, y no volverá a serlo: 33%
En conjunto, un 54% considera que el MTB ya no es hoy el pilar del mercado, frente a un 46% que, con o sin matices, cree que aún puede ocupar ese rol.
El dato más relevante no es solo el peso del “no”, sino el hecho de que solo uno de cada cinco profesionales defiende la vigencia del MTB sin condiciones. El resto introduce dudas, cambios necesarios o directamente asume una pérdida estructural de centralidad.
Los estudios de mercado refuerzan la percepción
Esta visión coincide con los principales informes sectoriales publicados en los últimos ejercicios. El mercado de la bicicleta atraviesa una fase prolongada de ajuste, marcada por:
Descenso del volumen total de bicicletas vendidas.
Reducción del consumo impulsivo.
Mayor sensibilidad al precio y al uso real del producto.
Dentro de ese escenario, el MTB —especialmente en su gama media— aparece como uno de los segmentos más tensionados. No se trata de una caída puntual, sino de un cambio de ciclo.
Un consumidor distinto, un patrón de uso diferente
El mercado ya no responde como antes. El consumidor actual es más selectivo, menos impulsivo y con menor capacidad económica disponible tras varios años de inflación.
El usuario que antes accedía al MTB como bicicleta “total” hoy:
Compara más.
Posponen la compra.
O directamente opta por alternativas que encajan mejor con su estilo de vida.
Modalidades como gravel, eBike o carretera no solo resisten mejor el ajuste: responden mejor a un patrón de uso con menos tiempo disponible, menor tolerancia al sufrimiento extremo y mayor búsqueda de disfrute inmediato.
Cuando la tecnología deja de ser palanca
El MTB sigue siendo un producto extraordinario desde el punto de vista técnico. Pero ese mismo avance ha generado efectos colaterales:
Complejidad creciente.
Precios elevados.
Percepción de barrera de entrada para el usuario recreativo.
Suspensiones cada vez más sofisticadas, dobles con mantenimiento exigente, transmisiones de alto coste. Todo suma valor… pero también suma fricción.
La pregunta que subyace —y que la encuesta pone sobre la mesa— es clara:
¿está el MTB evolucionando en la misma dirección que su base real de usuarios?
Eventos como reflejo, no como causa
Las pruebas de mountain bike, históricamente motor emocional del segmento, actúan hoy como termómetro del cambio: menor participación, precios al alza y recorridos cada vez más técnicos.
No es un problema de organización aislado, sino de encaje con el nuevo perfil de ciclista. En paralelo, crecen propuestas menos competitivas y más experienciales, muchas de ellas vinculadas al gravel.
¿Declive del MTB o necesidad de redefinición?
Hablar del “fin del mountain bike” sería una simplificación excesiva. Pero ignorar su pérdida de centralidad sería un error estratégico.
La encuesta de BikeBusiness.es no dicta una sentencia, pero sí lanza un mensaje nítido al sector: el MTB ya no lidera por inercia.
Abrimos la reflexión al sector
La cuestión no es si el MTB desaparece, sino qué papel debe ocupar en el ecosistema ciclista que viene:
¿Un MTB más accesible, menos extremo y con precios más racionales?
¿Una segmentación más clara entre alto rendimiento y uso recreativo real?
¿O una convivencia asumida en la que ya no lidera, pero sí complementa?
Las respuestas no son inmediatas ni únicas. Pero el debate ya está abierto.
