El gravel entra en una nueva dimensión
Una categoría ya consolidada que transforma el cicloturismo, redefine hábitos y obliga a marcas y tiendas a adaptarse
El gravel ya no es una moda pasajera. Tras la pandemia, dejó de ser una tendencia coyuntural para consolidarse como una modalidad que compite directamente con el resto de disciplinas ciclistas. Con ello, también cambió el perfil tradicional del cicloturista.
A día de hoy, el gravel actúa como catalizador de nuevas formas de pedalear, consumir, vender y diseñar bicicletas, redefiniendo por completo al cicloturismo. Una transición que, según coinciden diversas voces del sector en BikeBusiness.es, está teniendo efectos visibles en ventas, calendarios y estrategias comerciales de las marcas.
Ni moda ni tendencia: una realidad
Óscar Alcaraz, responsable de Gravel Planet Store, recuerda que “hace cinco años todos los actores del segmento ya coincidíamos en que el gravel había venido para quedarse”. Según apunta, “no hablamos tan solo de ventas, sino de una categoría que crece en tendencias y uso”.
Esta es una visión compartida por Ernesto Abad, CEO de ISB, quien asegura que “el gravel tiene camino propio y entidad definida, especialmente en mercados como el estadounidense, donde lidera en larga distancia y aventura”.
“Incluso en momentos delicados como el post-Covid, el gravel mantuvo patrocinadores cuando otras disciplinas los perdían”
Desde el ámbito industrial, José Comesaña, sales manager de Merida Bikes, también confirma esta consolidación, que, según expone, se refleja en el creciente número de practicantes y en la fuerte apuesta de su marca por modelos específicos de bikepacking y competición para la colección 2026.
Por su parte, el ciclista profesional del Lidl-Trek Carlos Verona lo define como “una categoría consolidada en el mercado ciclista que, gracias a su faceta racing y a eventos accesibles, permite competir a amateurs y profesionales sin las limitaciones logísticas de la carretera”.
En este contexto, Gerard Freixes, CEO de Klassmark, es mucho más contundente: “Estamos en otra órbita, solo hay que ver las bicicletas que se venden y los eventos que se organizan”. Además, subraya un dato relevante: “Incluso en momentos delicados como el post-Covid, el gravel mantuvo patrocinadores cuando otras disciplinas los perdían. Tener sobrestock no implica recortar donde hay demanda: el gravel sigue vendiendo”.
Una evolución ligada al cicloturismo
La expansión del gravel no se entiende sin su estrecha relación con el cicloturismo. Aunque muchos lo señalan como una palanca clave, otras voces prefieren definirlo como una puerta de entrada hacia la disciplina.
Alcaraz sostiene que “el cicloturismo no es exactamente una palanca, sino la puerta de entrada al gravel”, ya que, según su experiencia, “un 80% de los hombres interesados en gravel vienen del ciclismo de carretera y buscan una modalidad para disfrutar, no para competir”.
Muchos de ellos, detalla, “empiezan con una gravel básica y, en uno o dos años, ya dan el salto a un modelo tope de gama adaptado a la subdisciplina que practican”. En cambio, “en el caso de las mujeres, muchas llegan al gravel siguiendo a su pareja o buscando una forma cómoda de iniciarse en el ciclismo”.
“Es el gravel el que ha forzado al cicloturismo a evolucionar después de años estancado, renovando su estética, su industria y sus eventos”
Comesaña también considera al cicloturismo una puerta clave de entrada, especialmente atractiva para quienes buscan aventuras más conectadas con la naturaleza. En esta línea, Verona añade que, precisamente por esa conexión con rutas alejadas del tráfico, “el cicloturismo es la base que hace del gravel una categoría tan atractiva para amateurs y profesionales”.
Para Abad, el gravel “se ha nutrido tanto del ciclismo de carretera como del BTT”, aunque Freixes invierte esta perspectiva: “Es el gravel el que ha forzado al cicloturismo a evolucionar después de años estancado, renovando su estética, su industria y sus eventos”.
Transformación de los hábitos
La irrupción del gravel no solo ha diversificado la oferta ciclista, sino que también ha provocado cambios en los hábitos, motivaciones y expectativas de quienes tradicionalmente se identificaban con el cicloturismo clásico. Este nuevo perfil de usuario destaca por su elevado nivel de conocimiento y una alta exigencia tecnológica en cuanto a equipamiento y accesorios.
Comesaña subraya que “el gravel ha traído consigo un tipo de ciclista con conocimientos muy específicos, claramente diferenciado del cicloturista tradicional. Por ello, desde Merida hemos centrado nuestra estrategia en ofrecer productos que respondan plenamente a estas exigencias”.
“El gravel sigue siendo nicho, pero ha alcanzado niveles muy altos en poco tiempo”
Por su parte, Alcaraz destaca especialmente el impacto del bikepacking: “El gravel ha transformado el cicloturismo de larga distancia en una experiencia más aventurera y polivalente”.
Asimismo, Abad considera que, “aunque este cambio está en marcha, todavía no se ha producido plenamente porque la transformación es parcial. La consolidación total tardará quizá cinco años más”.
Freixes aporta otra perspectiva, comparando el gravel con otras modalidades aún de nicho, pero en rápido crecimiento, como el MTB, el downhill o el enduro: “El gravel sigue siendo nicho, pero ha alcanzado niveles muy altos en poco tiempo”.
Verona concluye esta cuestión señalando que “el gravel está atrayendo no solo a cicloturistas tradicionales, sino también a nuevos usuarios que encuentran la montaña demasiado técnica o las carreteras inseguras”. “Es un punto de encuentro entre disciplinas”, sentencia.
¿Dónde queda el MTB?
Aunque el gravel ha transformado profundamente el perfil del cicloturista, también está generando ajustes en otras modalidades. Existe consenso en que no desplaza completamente al MTB, pero sí capta a parte de sus usuarios, especialmente aquellos que buscan menos tecnicidad, más polivalencia o nuevas experiencias. Este cambio es más notable en perfiles que valoran la seguridad, la aventura o la versatilidad por encima de la exigencia técnica propia de la montaña.
Verona considera que “el usuario puro de MTB es muy específico y seguirá existiendo, aunque muchos prefieren una bici más ligera y rápida como la gravel”. Abad es más directo al señalar que “el ciclista de BTT es carne de cañón para el gravel”, mientras Freixes argumenta con cifras: “Lo dicen los números. Los profesionales de MTB ya compiten en gravel por petición expresa de sus marcas, y cada vez hay más equipos y carreras específicas”.
Comesaña matiza esta transición, afirmando que “el gravel no sustituye ni al MTB ni a la carretera, sino que los complementa”. Alcaraz, por su parte, añade un dato revelador: “Solo un 10% de quienes entran en la tienda vienen del MTB; el 80% son ciclistas de carretera que buscan una nueva forma de disfrutar”.
Un nuevo escenario para marcas y tiendas
La expansión del gravel no solo redefine al usuario, también obliga a marcas, distribuidores y puntos de venta a adaptarse con agilidad. Desde la segmentación de producto hasta la estrategia comercial y el enfoque en tienda, el sector afronta cambios significativos.
Preguntado por los desafíos a los que se enfrenta el sector, Alcaraz advierte que “pese al sobrestock y al momento complicado del retail ciclista, los fabricantes están priorizando el gravel y evolucionando sus productos con tendencias propias del ciclismo de ruta”. “Un porfolio actualizado es estratégico para las marcas que quieran posicionarse de cara al futuro”, resume.
En esta línea, Abad coincide, destacando que “el retail es el gran beneficiado del auge del gravel. La imaginación, los colores y la diferenciación han renovado el sector, animando a algunas marcas a invertir con visión de futuro”.
La evolución del grave obliga a Merida a estar permanentemente alerta ante las demandas del usuario, poniendo énfasis en el desarrollo tecnológico y en el diseño específico para gravel
Comesaña explica que esta evolución obliga a la marca a “estar permanentemente alerta ante las demandas del usuario, poniendo énfasis en el desarrollo tecnológico y en el diseño específico para gravel”. Debido al fuerte sentido de comunidad entre los usuarios, “como marca, debemos integrarnos como un miembro más, atendiendo adecuadamente sus necesidades”.
Freixes, por su parte, subraya que “antes se adaptaban cuadros de ciclocross, ahora las marcas diseñan modelos específicos para gravel (touring, híbridas, competición…) y esto ha dinamizado las presentaciones de producto y mantiene viva la industria”.
Verona resume así el nuevo escenario: “La bici de gravel es muy polivalente y cada vez más gente la elige para evitar las carreteras transitadas. Las marcas están invirtiendo e innovando mucho en esta categoría”.
Riesgos de un crecimiento acelerado
Aunque el gravel avanza con fuerza, su rápida expansión también plantea algunos riesgos. El gran desafío, según coinciden los expertos consultados por este medio, será crecer sin perder la esencia que define la categoría.
En este desafiante contexto, Abad identifica como un riesgo ya visible “la sobresaturación de pruebas amateur, que al mezclarse con eventos competitivos eleva los problemas de seguridad”.
Sin embargo, añade que “los organizadores ya comprenden qué debe ser un recorrido gravel, y la singularidad de cada prueba continúa siendo un atractivo, por lo que regular oficialmente estos eventos es necesario, aunque el tiempo y el propio mercado serán quienes finalmente ajusten su número”.
“La saturación de eventos no es exclusiva del gravel, y esta modalidad responde a su carácter social, al deseo de compartir la experiencia en grupo”
Alcaraz puntualiza que “la saturación de eventos no es exclusiva del gravel, y esta modalidad responde a su carácter social, al deseo de compartir la experiencia en grupo”.
Respecto a la sobreoferta, señala que “el gravel aún es un segmento pequeño, con unas 50.000 unidades anuales en España frente a más de 300.000 en carretera”. “Más que un boom, estamos ante un crecimiento sostenido”, insiste. Por otro lado, Gerard Freixes advierte que, pese a su crecimiento, “el gravel sigue siendo nicho en competición, donde aún cuesta atraer a participantes”.
Verona también considera que los riesgos comerciales son menores, limitándose principalmente a que algunos usuarios sustituyan la bici de carretera por una gravel con dos juegos de ruedas. Mientras, Comesaña insiste en la importancia de gestionar este crecimiento con un desarrollo racional y sostenible, “cuidando la modalidad para afrontar bien los desafíos futuros”.
En definitiva, el gravel ya no es una tendencia emergente, sino una categoría consolidada que redefine hábitos, productos y estrategias. No hablamos de un simple hype, sino de un crecimiento sostenido, con una comunidad exigente y un impacto transversal. Marcas, tiendas y usuarios ya pedalean al ritmo de esta nueva forma de entender el ciclismo.